DESHEBRANDO LA HISTORIA
DESHEBRANDO
LA HISTORIA
Ya hace más de un siglo
que nos acompaña en nuestra dieta alimentaria, complementando nuestras comidas
o siendo el ingrediente principal y dando un toque exquisito tanto en sabor
como en textura. Quién diría que este derivado lácteo aparecería en nuestras
vidas por el descuido de una pequeña niña que por ordenes de su madre debía
cuidar la cuajada de la leche para los quesos.
Es un producto cien por
ciento oaxaqueño, que ha alcanzado fama y reconocimiento a nivel mundial y que
en la actualidad es tan codiciado que las industrias lácteas ya lo fabrican y
otros estados pelean su denominación de origen, cual sea el caso la historia
más contada es de aquella niña Leobarda de catorce años quien vivía en un pueblo
llamado Reyes Etla, por irse a jugar se distrajo de cuidar la cuajada de la leche que le había encargado su madre, al percatarse que la cuajada ya se había
pasado de tiempo, muy asustada decidió reparar su error agregando agua caliente
sobre la masa láctea, ocasionando que ésta se hiciera chiclosa y al sacarla del
agua se dio cuenta que podía estirarse demasiado y era muy maleable, creando
así el famoso “Quesillo”.
Éste exquisito producto
es tan versátil que puede ser incluido en casi cualquier alimento, desde una
sencilla memela, pasando por una torta y terminando en una pizza o lasaña. Su
consistencia elástica y firme es capaz de convertirse en pequeños hilos al
deshebrarse, puede lograr fundirse sin problema alguno, aportando un sabor
único e inigualable a los alimentos que lo incluyan, los hay desde sencillos
hasta de doble crema.
Quién podría negarse a ese producto de color blanquisco, liso, elástico,
con un aroma tan peculiar que sin duda conquista a su público con la mirada y
los lleva a una explosión de sabor y textura al estar en su boca.
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